“Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre, de pie” dice el Evangelista Juan. La representación simbólica – que el autor, Padre Ángel Vicente Cerró tomó de una antigua imagen de la abadía alemana de María Laach – la muestra junto a su Hijo crucificado, recogiendo en un cáliz la sangre de su costado. Es la “compañera y colaboradora permanente de Cristo en toda la Obra de Redención” en palabras del Padre Kentenich.
La Cruz de la Unidad se ha convertido en uno de los símbolos más característicos del Movimiento de Schoenstatt. En ella se aprecian tres símbolos: la imagen de Cristo, la imagen de María y el símbolo del Padre.
La cruz de la Unidad expresa la bi-unidad que Schoenstatt quiere proclamar: Cristo es inseparable de María y María es inseparable de Cristo.
El símbolo del Padre, desde la cúspide de la cruz, irradia todo: Cristo y María descansan en el Padre, en la cruz que el Padre ha determinado en su plan de amor, como camino de redención. Además, Cristo y María tienen una postura singular: están vivos y mirándose mutuamente en un profundo diálogo de Madre e Hijo.
Del costado de Cristo mana la sangre que recoge María con su cáliz. El hecho de que estén vivos no es simbólico solamente, sino que además quiere hacer patente una verdad de fe: Cristo y María, tanto en la cruz como en la realidad, en la actualidad están vivos en cuerpo glorioso.
La Cruz de la Unidad es la imagen propia del ‘Cristo de las vinculaciones’, cuyo anhelo más profundo es que ‘todos sean uno’, como Él y el Padre son uno. Muestra a Cristo, el Hijo, profunda e íntimamente ligado a María, su Madre, compañera y colaboradora permanente en la Obra de Redención. Es el Cristo de la Unidad que, en la fuerza de su sacrificio y entrega, extendiendo ampliamente sus brazos, une el cielo con la tierra y la tierra con el cielo.
¿Por qué se diseñó la “Cruz de la Unidad”?
Esta cruz se gestó como símbolo de la primera generación de sacerdotes chilenos que estudiaban en Brasil y Suiza.
Entre 1958 y 1959, cuando los primeros seminaristas pallotinos estaban por ordenarse sacerdotes, quisieron obsequiar al Santuario de Bellavista, que los vio nacer y crecer en la fe, un Crucifijo que expresara la imagen de “Cristo Sacerdote”.
Así surgió la idea de representar en el “Cristo de los Vínculos” a Cristo, que es la fuerza del Espíritu Santo y que está profunda e íntimamente vinculado como Hijo al Padre, y también a María, su Madre como colaboradora y compañera permanente de su Misión Redentora de los hombres.
“Cristo de la Unidad”, que une el cielo y la tierra; “Cristo Buen Pastor” que reflejando el Amor del Padre une a los hombres con Dios y a los hombres entre sí haciéndolos hijos de un mismo Padre. La cruz original es una cruz trinitaria: además de los símbolos del Padre y del Hijo, el fondo es de color rojo, simbolizando así al Espíritu Santo.
En el reverso de la cruz se encuentran 3 frases en latín que expresan ideales y realidad:
“Unum in sanguine”: Unidos en la sangre (de Cristo)
“Tua res agitur”: Tu obra redentora
“Clarifica te”: Glorifícate (en nuestra pequeñez e impotencia)
Se instala la Primera Imagen
La Cruz de la Unidad nació en un momento de grandes tensiones en Bellavista, cuando reinaba la desconfianza y la falta de entendimiento entre los miembros del Movimiento. La Cruz de la Unidad original fue colocada en el Santuario de Bellavista en Navidad de 1960 por el P. Humberto Anwandter. Este acontecimiento se llamó “Milagro de la Unidad”, iniciando un nuevo período de unidad en la familia de Schoenstatt en Chile, tras un tiempo que había estado marcado por las dificultades en las relaciones internas.
El P. Kentenich recibe la Cruz de la Unidad
El 16 noviembre 1965, cuando el Padre festejó sus 80 años en Roma, los hijos de Bellavista le llevaron como presente la Cruz original, con el deseo de que retornase al Santuario Chileno. El P. Kentenich ya la conocía porque una réplica en madera le acompañó casi 5 años en Milwaukee.
Al recibir la “original” y serle manifestada la intención preguntó: “¿Es regalo o no es regalo?”, y ante la respuesta afirmativa, dijo: “Regalos son regalos” y él a su vez la regaló a la Provincia del Instituto de Nuestra Señora de Schoenstatt en Stuttgart, Alemania.
La cruz de la unidad para el Santuario Original llegó como un regalo de la Familia de Schoenstatt internacional en 1997, en el “Año de Cristo”, después de haber recorrido santuarios en los cinco continentes, recogiendo la vida que brota de ellos.